Querido Carlos.
martes, 7 de abril de 2015
Carlos Orte, adiós amigo
Querido Carlos.
Me comunican que esta mañana no
podían despertarte, que no respondías, por lo que has causado un gran revuelo.
Tal ha sido, que la noticia ha venido volando de teléfono en teléfono, aunque de
una manera bastante fría, al menos en mi caso, pues ha sido mediante un mensaje
de whatsapp. Mi expresión ha sido ¡válgame!; inconsciente de mi, no he valorado
suficientemente este hecho y no he sabido responder adecuadamente; quizás
porque he pensado, Carlos es un tanto despistado, dentro de un rato me dirán
que todo ha sido una cosa propia de Carlos, que se ha olvidado que tenía
compromisos ineludibles con la vida y no se ha levantado, total en tal caso se
disculpará cuando se de cuenta de la turbación causada. Porque, aunque algunos
le achaquen esa imprudente desmemoria, lo cierto es que se le quiere, se le
comprende, se le acepta, ¡qué remedio! Es más, un día te llama y te sorprende
con una cita que no esperabas, con un compromiso a tu gusto, con un comentario
de lo bien que salió el recital del otro día… o te dice “Mira, vente por La Corrala que tenemos que
hablar de…”
Total, Carlos, que no me creo que
no quieras cuentas con todos nosotros y no respondas a las llamadas de ¡Carlos!
¡Carlos!
He estado buscando esta noticia
en Internet y parece que es verdad, anuncian que nos has abandonado. Me cuesta
creerlo pero parece verdad. ¡Carlos hombre!, hace tanto que no hablamos que me
obligas a quedarme para mí algunas propuestas que tenía por compartir contigo;
y todo porque no hemos quedado a tiempo, no nos hemos preocupado de vernos, de
darle vida a nuestra amistad, de hablar de flamenco... Y supongo que así habrá
pasado con otras amistades tuyas. Por ejemplo me dice tu amigo y compañero
Esquivel estar perturbado, así como otros tantos compañeros y amigos comunes.
La verdad es que me gustaría
reprocharte que te has ido, sin más ni más, y es lo único que te reprocho, que
nos has dejado y que ya no voy a recibir esa llamada tuya citándome en La Corrala ; a lo mejor la
culpa no es tuya, tú no has querido hacerlo de esta manera, seguro. Bueno el
caso es que muchos amigos tienen el mismo sentimiento de abandono que tengo yo.
No me quiero extender, te dejo
tranquilo pero piensa que has dejado en Granada una gran cantidad de amigos
sorprendidos por tu marcha, una marcha sin despedida, en silencio, sin
molestar. Cuídate y no tengas en cuenta este reproche, al fin y al cabo, de ser
consciente no lo habrías hecho así, sino con una pequeña fiesta, por ejemplo en
casa de Juan, junto a la chimenea, unos platos para picar, una copa regada con
vino, acompañados del sonido de una guitarra, cante y tú asintiendo con la
cabeza.
Un fuerte abrazo Carlos, adiós amigo.
Isidoro Pérez.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario